domingo, 16 de septiembre de 2012

Desorden

Sin medidas, sin nada que me haga hablar con tabúes, solas tu alma y la mía vagando sin encontrarse, porque tú lo quisiste.

Aún conservo tus marcas en la piel, las celestiales marcas de tus labios que me creen indigna de sus años.

Ya no me consuela que aparezcas cuando menos me lo espero para darme unas horas de ti y vuelva a despedirme para comenzar la etapa llena de porqués.

No es ella lo que me separa de ti, tiene todo lo que yo quiero pero eres tú quien decide donde estar.

No te convoco para que vuelvas, todo lo contrario, quiero que desaparezcas. ¡Difumínate!

Él me ama por lo que soy, nada en mis ojos y soy su maldita musa... una musa indiferente y llena de heridas, una musa que  le hará rendirse harto de esta pesadilla. Y no sentiré nada, solo la desdicha de que toda esta historia absurda ha derrotado a más de un alma y el culpable la tiene hueca ¡Menudo Títere!

Y ésta criatura comenzó éste texto queriéndote recuperar como fuese, después lo analizó todo y vio que necesitaba escalar aquella cima por ella misma.

¿Loca? me lo han llamado muchas veces y quizás sea la única manera de explicar este desorden...

No hay comentarios:

Publicar un comentario